SABER MÁS SOBRE MOYA

 

El Municipio de Moya reúne, en un territorio pequeño, bien comunicado y cercano a la ciudad de Las Palmas, una gran variedad de recursos para atraer el visitante. Se puede recorrer en una excursión de un día, disfrutando de una gran variedad de paisajes espectaculares sin salir de la carretera, pero también tiene tanto rincones interesantes como para ocupar las vacaciones enteras del viajero que desee adentrarse por sus caminos.

Su territorio se presenta, ascendiendo de norte a sur desde la costa hasta las cumbres, como una muestra de los distintos entornos y ecosistemas del norte de la isla. Un litoral donde disfrutar del mar sin aglomeraciones, visitado por numerosas especias de aves migratorias, con ricos fondos marinos y excelente olas para el surf. Entre los palmerales y plataneras se sube a las medianías verdes, donde se alternan los reductos de laurisilva, los variados cultivos y los barrancos más agrestes; aquí se encuentran el interesante casco histórico de Moya, barrios y caseríos rurales ricos en patrimonio etnográfico y huellas del pasado prehispánico. Pasando por el bonito pueblo de Fontanales se sube a las cumbres volcánicas donde el negro de la lava se alterna con el verde de los prados y el colorido de las flores, y donde caminos y miradores ofrecen panorámicas impresionantes sobre toda la costa norte de Gran Canaria. Si a todo esto añadimos una excelente red de alojamientos rurales, una rica gastronomía que aprovecha los recursos locales del mar y del campo, una amplia oferta de artesanía, sorprende ver tan variadas propuestas al alcance de la mano en tan pocos kilómetros. En un mundo donde los viajeros buscan cada día más el auténtico y lo diferente, ante una oferta que a veces no sabe salir de los tópicos y la uniformidad, merece dar a conocer el patrimonio tan original de este municipio.


El Municipio de MOYA está situado en el norte grancanario, a 22,5 kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria. El acceso desde la ciudad capitalina se hace siguiendo la Carretera del Norte que bordea la costa atlántica y que ofrece la oportunidad de contemplar la diversidad del litoral norteño. Pasado el lindero con el municipio de Arucas que marca el cauce del barranco de San Andrés, entramos de lleno en el término municipal donde nos recibe la sobria escultura de las Puertas de Moya obra del escultor J. Silverio López Márquez. En esta zona costera se localiza el barrio del Altillo, que da paso tomando la desviación hacia la derecha, al interesante barrio de El Roque situado sobre un promontorio rocoso que se adentra en el mar. De esta forma y tomando el siguiente cruce a la izquierda, iniciamos el ascenso por una carretera serpenteante que nos permite disfrutar de hermosas laderas tapizadas de tabaibas típicas de estas zonas de costa y de espléndidos palmerales en el cauce de pequeñas barranqueras. El próximo cruce que encontramos nos permite elegir entre dos vías para llegar al casco municipal: la de Cabo Verde estrecha y sinuosa, y la de los Dragos más amplia y cómoda. La proximidad del casco de la Villa de Moya, localizada a una altitud de 490 m., se hace cada vez más patente a medida que nos acercamos a la esbelta figura de la iglesia de Nuestra Señora La Candelaria. Desde la costa hasta la cumbre, el término municipal de Moya tiene una superficie de 31,87 Km2, que se extiende en forma de cuña irregular, encajada entre los cauces de los barrancos de Moya y Azuaje, alcanzando su altitud máxima en Los Moriscos (1.773 m.). Próximo a éste se encuentra el Monumento Natural del Montañón Negro y la Caldera de los Pinos de Gáldar, el resto de su superficie se extiende, entre lomas y barrancos, hacia la costa, llegando al mar. El termino municipal tiene 38,85 Km. de perímetro municipal y la longitud de sus costas es de 4,22 Km. El municipio de Moya, también denominada “La Villa Verde”, se apoya por su parte septentrional en el Océano Atlántico, por el levante limita con Arucas, Firgas y Valleseco, y por el lado sur linda con los municipios cumbreros Artenara y Tejeda y un pequeño tramo con los altos de Gáldar, y por el poniente con Santa María de Guía.


Lairaga se llamaba parte de la costa norte de la cuál hoy un tramo corresponde a Moya, y Argumastel era el territorio interior en donde actualmente se asienta el municipio de la Villa. Durante la época de la Conquista se libraron en Moya decisivas batallas e importantes hechos históricos. En la costa de Lairaga, fue aprisionada por los soldados del Regidor Diego de Herrera la sobrina del Guanarteme de Gáldar, Tenesoya Vidina. También esta costa, por donde desemboca el barranco de Moya, el conquistador castellano Pedro de Vera recibió al último Guanarteme de Gran Canaria (Marrero Marrero, J. Magistral Marrero,1926: 5 y 6). Pero quizás la historia más conocida es la que se refiere a Doramas, aborigen grancanario de origen plebeyo y gran valentía, que luchó por la independencia de la isla. A la llegada de los castellanos a la misma, protagonizó numerosos enfrentamientos contra las tropas invasoras. Por ello, el Guanarteme de Gáldar le premia con el cargo de “capitán de la guerra”, lo declara noble y le concede tierras y vivienda en la Montaña de Doramas. Durante la Conquista se convirtió en caudillo y contaba con su propio ejército. Finalmente, en Arucas el 20 de agosto de 1481 cayó en batalla al ser atacado por la espalda con una lanza. Tras la conquista de Gran Canaria a finales del siglo XV y como fruto de los repartimientos de tierras y aguas a los participantes en la misma, comenzó en la isla un desarrollo importante de las actividades económicas relacionadas con la agricultura y en especial de los cultivos de exportación como la caña de azúcar. Las consecuencias de este impulso económico fueron, entre otras, la creación de núcleos urbanos de nueva planta como la Villa de Moya, cuyo nombre le viene del Marquesado de Moya. A partir de la primitiva ermita en honor a Nuestra Señora de la Candelaria, localizada en el solar donde se construyó en 1515 la parroquia bajo la misma advocación y que hoy ocupa la actual iglesia, comenzó el poblamiento de la Villa. Dicho poblamiento se realizó fundamentalmente por trabajadores encargados de las labores agrícolas. A mediados del siglo XVII y después de la recuperación, tras la caída del cultivo de la caña de azúcar, se produce un incremento de población en las zonas de medianías, creciendo los pagos y barrios ya existentes y surgiendo otros nuevos que se caracterizan por la dispersión del hábitat. Es en esta época cuando surgen los principales núcleos de la Villa como Fontanales, Barranco del Pinar, Trujillo, Los Dragos o El Laurel. Las causas de este incremento pueden buscarse en la introducción de nuevos cultivos de gran rendimiento y bajo costo. Esto junto a la calidad de las tierras que posibilita una buena producción agrícola, genera un comercio de la misma, tanto en el mercado grancanario como en el tinerfeño, al ser el Norte una buena zona de contacto con esta Isla. Así, Moya se caracteriza por ser uno de los núcleos de población que más crece en el Norte en esta época, por el dinamismo de su economía de base agraria. Por tanto, en el siglo XVIII ya se prefigura la actual configuración del Municipio con una población asentada mayoritariamente en las medianías, donde se desarrolla una agricultura de abastecimiento y una ganadería, sobre todo de vacas y cabras, importantes. A finales de este siglo y durante parte del XIX, las duras crisis que sufre la isla y que afecta a Moya también, provoca la ocupación de tierras que formaban parte del bosque de Doramas, lo que significa la desaparición de este enclave único en Gran Canaria. A partir de estos momentos, con la paulatina introducción de los distintos cultivos de exportación, la cochinilla y sobre todo el plátano en este siglo, Moya experimenta un proceso de crecimiento, sobre todo en la zona costera más apta para estos cultivos. Por tanto, podemos decir que la Historia de Moya ha estado profundamente ligada al desarrollo agrícola de Gran Canaria y por consiguiente a su desarrollo económico. Si bien en los últimos años se ha producido un descenso general en las actividades agrarias en el contexto insular y municipal, apreciable en el abandono de buena parte de las tierras de cultivo, la economía de Moya sigue conservando su base agrícola. Ésta se ha visto complementada con pequeñas industrias como la de los bizcochos y suspiros, famosos en toda la isla.

los tilosde moya

Casco de La Villa de Moya tilos


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Fontanales tilos


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El Roque tilos